domingo, 6 de diciembre de 2009

El precio de mi casa



Domingo. Llovía no muy fuerte, no muy despacio, pero constantemente en Quiindy un pueblo a unas 2 horas y media de viaje a Asuncion, en Paraguay. Hoy estaba saliendo de Quiindy después de haber pasado los últimos 3 meses en este pueblo. Apurado salí a las 11:40 de la casa caminando rumbo a la ruta por donde pasaría el colectivo que me llevaría a Asunción, de allí a las 14:30 tomaría el colectivo que me llevaría a Santa Fe - Argentina y de allí a Parana y de allí a mi casa; pero en Quiindy tuve un problema, el colectivo que me llevaba a Asuncion no paró, siguió de largo, y eso me hizo re-evaluar todos mis planes para el viaje... quería estar en mi casa en Entre Rios por la mañana, no quería pasar otro día mas lejos e mi casa, de mi hogar, de mi familia... quería estar con ellos. Pero tendría que ir por otra ruta, porque no pasaría otro colectivo desde Quiindy hasta Asuncion, sino hasta dentro de mas de media hora... ¿que hacer?
Los minutos pasaban, y cada vez era mas evidente que no llegaría a tiempo a Asuncion para alcanzar el colectivo a Santa Fe.... no pasaba ningún colectivo que me llevara a Asuncion. Mis esperanzas de estar en casa se escabullían como la lluvia por mi campera azul empapada.
Los rayos empezaron a alumbrar el cielo y los truenos empezaron a resonar. Pronto empezó a llover mas fuerte. Ahora estaba completamente mojado, completamente solo. Tenia hambre y me sentí tentado a comer las barritas de chocolate que había provisto para el viaje; hacia casi 24 horas que no había comido algo sustancioso. Como anhelaba estar en casa, sequito, comiendo una rica comida de mi madre con mi familia.
¿Como hacer para estar en casa por la mañana? Ya no llegaría para el colectivo directo a Santa Fe, tendría que hacer el viaje o por otra ruta o haciendo escalas... las dos opciones llevaría un poco mas tiempo pero por supuesto que mucho mas dinero; así fue como surgió en mi mente la pregunta que me dejo pensando todo el resto de día; ¿Cuanto estaba dispuesto a pagar por estar en casa?
Esta pregunta no solo me la plantee en cuanto a mi casa en Entre Ríos, sino a mi casa Celestial; ¿cuanto estaría dispuesto a dar por estar con Jesús y mis seres queridos en el Paraíso?... eso no tiene precio; no se puede comprar porque es un regalo, y con los regalos solo se pueden hacer solo dos cosas: o aceptarlos o rechazarlos. Ahora la pregunta es ¿estamos dispuesto s a aceptar el regalo de Dios? La respuesta depende de cada uno, depende de ti.
Pasó otro colectivo y aunque ya no llegaba al colectivo directo a Santa Fe, le hice la señal para que parara y me fui. Haría todo lo posible por estar en casa por la mañana.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Meu Lugar - Rafaela Pinho

Voy pues a preparar lugar para vosotros,
y cuando me vaya y os prepare lugar,
vendré otra vez
para que donde yo esté vosotros también estéis
Juan 14:3


Quiero compartir con ustedes la letra de esta música. Muchos cristianos se olvidan que no nos quedaremos aquí y que Jesús vendrá pronto. Esta música encierra una de las esperanzas mas acariciadas que tengo: Aquel lugar que Jesús prometió... Aquel lugar donde ya no habrá mas sufrimiento, no mas dolor, no mas muerte, no mas enfermedad, no mas odio, no mas injusticia, no mas lágrimas, no mas hambre, no mas maldad, no mas tormentas, no mas separación... un lugar perfecto, el lugar que el Señor soñó con nosotros desde el comienzo y que el pecado nos quitó. Quiero estar con mi Jesús y disfrutar de la vida que nunca más se acabará... yo quiero que también estés allí... será genial!!!!!

tan genial que no me lo puedo imaginar, y por lo tanto no puedo dibujarlo... creo que esta entrada será una exepcion en mi blog... después le pondré alguna foto, si consigo algo tan grandioso y perfecto que ilustre bien el cielo (cosa que dudo mucho)...

Esta música se llama Meu Lugar, la canta Rafaela Pinho y la compuso Suzanne Hirle. Abajo están los links de la letra y de un vídeo de YouTube; mirá el vídeo. Te invito a soñar y poner tu esperanza en las promesas del Señor!!!!


Meu Lugar - Rafaela Pinho
Comp: Suzanne Hirle

Sueño con un día en que el dolor no existirá
Sueño con un día en que las flores no se marchitarán
Yo necesito encontrar un lugar donde la paz reinará
Aquel será mi hogar

Yo voy, yo voy a vivir en un lugar de amor
Yo voy, yo voy a vivir con Jesús
La esperanza para un mundo sin luz

Volveré a ver a amigos que se fueron sin decir adiós
Tendré la oportunidad de abrazar a mi Salvador
Yo necesito conocer ese mundo, me quiero preparar
aquí no es mi lugar

Yo voy, yo voy a vivir en un lugar de amor
Yo voy, yo voy a vivir con Jesús
La esperanza para un mundo sin luz

Cuando llegue ese día
Que alegría será encontrar contigo en el hogar.
Debemos prepararnos, porque Jesús va a volver!
¡Viene a llevarnos! ¡Viene a buscarnos!


Letra original: http://letras.terra.com.br/rafaela-pinho/762664/
Para ver vídeo y música: http://www.youtube.com/watch?v=4fQAKTRItug&feature=relatedga

sábado, 8 de agosto de 2009

Un humilde yuyito


No dará tu pie al resbaladero,
Ni se dormirá el que te guarda.
Salmos 121:3

El domingo pasado estaba en Tilcara, provincia argentina de Jujuy. Con unos amigos, Germán y Ciro, decidimos aprovechar aquel día esplendido. El cielo profundamente azul aparentemente tan cerca de las cumbres y las montañas de los más variados colores reclamaban nuestra presencia en una de las cimas de estas. Las aves revoloteaban cantando por aquel manto celestial. La paz se sentía por doquier; el pueblo estaba callado porque ya la mayoría de los turistas regresaban a sus hogares y con ellos se fueron las bulliciosas fiestas.
Por una cuestión de tiempo decidimos ir a las cuevas del Waira, unas cuevas donde desde tiempos antiquísimos los tilcaras (nombre de los pobladores originarios del lugar) y posteriormente los incas usaron de refugio.
Nunca antes había estado en una cueva creí que sería una experiencia muy buena. Me habían hablado mis amigos de aquel lugar: Viste el cerro que está detrás de la casa de los Vilte (familia amiga que nos había ayudado muchísimo, y que vivían en lado oeste de la quebrada, al otro lado del pueblo)... Sí, este cerro marrón con cortadas, bueno detrás de este cerro hay otro, casi en la cima de ese están las cuevas... Ahí vamos a ir, te va a gustar.
La idea me fascinó... nunca antes había subido un cerro tan alto a tanta altura sobre el nivel del mar, ya Tilcara está a unos 2450 metros sobre el nivel del mar (msnm), pero subir unos 500 metros más era batir uno de mis records por muy lejos. Soy oriundo de Entre Ríos y vivo en uno de los puntos más altos de la provincia, sobre la colina de la Esperanza en Libertador San Martin a unos 100 msnm. Me crié en Asunción del Paraguay que creo que está a unos 50 msnm. Sería el punto más alto que hubiera alguna vez estado por mis propios esfuerzos. ¿Que sería estar en una cima tan cerca del cielo?
Ya eran casi las 11 del mediodía cuando empezamos a bajar desde el pueblo para ir a las cuevas. Estaba fresco, no creíamos necesitar demasiada agua asique llevamos unas cuantas naranjas junto con algunos pomelos. No íbamos a demorar más de un par de horas.
Cruzamos el pueblo y la ruta y subimos la bajada del Sarahuaico. El paisaje pedregoso de las laderas hacía evidente la recomendación de no subirlas sino por senderos proveídos para los excursionistas. Pero las cabras que no entendían de esas recomendaciones y que no tenían el problema de desabarrancarse andaban por todas partes ya habían trazado sus propios caminos.
Cuando llegamos al pié del primer cerro tuvimos que decidir que hacer: si subir por la bajada, bordeando la montaña o subir por un sendero que iba por el vértice de 2 laderas hacía la cumbre de la montaña. Por mayoría de votos decidimos ir por el camino de la montaña, el paisaje sería mucho más espectacular, y ni bien subimos la primera subida lo confirmamos… nos detuvimos a tomar aire; el camino era mucho más difícil; había que saltar barrancos y el camino era muy empinado de costado, tanto que si se pisaba mal uno resbalaría hacia el vacío; pero valía la pena subir el paisaje era increíble. El único sonido del viento, las calmas y majestuosas montañas y el cielo infinitamente azul sereno que empezaba a salpicarse de pequeñas nubes blancas hacían que el simple hecho de estar allí valga cualquier esfuerzo e invitaban a subir unos metros más.
Pronto las fuerzas ya no daban más; estábamos exhaustos, sólo Germán siguió avanzando se paró sobre una de las cumbres a su lado había un barranco de unos 30 metros, nos pareció muy arriesgado. Decidimos con Ciro que no iríamos por ahí; Germán regresó y nos dijo que el camino se acababa en esa cumbre. Tendríamos que bajar por la ladera o regresar hasta el pie de la montaña por el sendero. Obviamente no regresaríamos. Bajamos por la ladera por donde no hay sendero. “El camino se hace al andar”, y bajar fuimos. Cada uno tomó un “camino” diferente. Germán bajó hacia la izquierda, Ciro a la derecha y yo bajé por el medio.
Germán bajó sin problemas bajó corriendo erguido la montaña, saltó entre una piedras en puntillas de pies sin deslizarse entre las piedras y los pedruscos que se desprendían. Ciro eligió un camino más seguro; bajó deslizándose por el costado de una saliente donde había muchas plantas y piedras más firmes, bajó unos metros pero ya no pudo bajar más. Yo bajé unos metros deslizándome, no pude bajar más porque no tenía de donde sujetarme y no tenía ni una planta en el camino, asique con la ayuda de de una piedra filosa con forma de flecha clavando la tierra me dirigí a donde estaba Ciro. Germán nos gritaba desde abajo (unos 70 o 100 metros), que vayamos a la izquierda, que bajemos por donde bajó él, pero era muy arriesgado. Juntos con Ciro fuimos a la derecha. Bordeamos la saliente y bajamos unos metros más.
Pronto nos encontramos arriba de otra saliente de tierra blanda de color rojo oscuro. Era tierra blanda que fácilmente se desprende. Más abajo había una capa de piedritas que se desmoronaron y que hacen que te resbales cuesta abajo, y más abajo estaba un barranco de 2 metros, no era muy alto el barranco, pero debajo de este había grandes lajas, que son piedras filosas y puntiagudas.
Pensamos como bajar porque subir no podíamos, los pedruscos haría que resbalemos. Germán, cansado de gritarnos el camino que debíamos seguir, vino corriendo; subió por otra saliente, corrió por la tierra roja, saltó un pequeño barranco y siguió subiendo por la tierra roja unos metros más arriba hasta la tierra marrón más solida donde estábamos nosotros. Parecía una gacela. Nos dijo que lo miráramos y viéramos por donde él había ido. Y así como subió, así bajó, corriendo rápidamente y saltando entre la tierra roja y algunos peñascos. Pronto lo vimos allá abajo desde donde antes nos gritaba. Ciro siguió toda la corrida con la cámara mientras los filmaba.
Ahora tenía que bajar, después le tocaría a Ciro la oportunidad. De esta forma si algo me pasaba, Ciro podría ayudarme. Cerré los ojos e hice una oración. Cuando abrí los ojos miré el desafío que tenía delante de mí, sentía la adrenalina circulando en todo mi cuerpo, tenía el corazón en la garganta. Grité y salí corriendo. Corrí unos metros, veía como mis calzados se enterraban en la tierra roja. Me estaba deslizando inadvertidamente cuesta abajo pero corría lo más rápido que podía. Después de unos 10 metros llegué a tierra más firme, era la capa de tierra marrón llena de pedruscos, estaba justo encima de ella.
Me tomé unos segundos. Germán me gritaba desde abajo. No recuerdo lo que decía, estaba inconsciente en la adrenalina. Respiré profundo y de un saltó a la tierra roja me dispuse a correr los últimos 7 metros hasta la tierra más firme. Salté y caí con los dos pies en la tierra roja, afortunadamente no caí cobre el pedrusco sino unos 50 cm más arriba. Levanté uno de los pies para empezar a correr y cuando lo levanté la tierra roja que estaba por debajo empezó a ceder y pronto me estaba resbalando por la capa marrón de pedrusco. Estaba cayendo de costado por la ladera hacia el pequeño barranco; con la pierna izquierda empecé a usarla de freno mientras desesperadamente intentaba ponerme en pie o por lo menos caer acostado, así podría agarrarme de cualquier planta o alguna piedra, pero todo lo que intentaba agarrar se desprendía no había forma de parar, había algunos pequeños cactus, pero al no tener mucha raíz se rompían fácilmente y lo único que hice al intentar apoyarme en ellos, fue ligarme unas cuantas espinas. La piedra en forma de flecha no podía clavarse en la tierra más dura, era muy útil en la tierra blanda roja o algunos suelos parecidos pero no en el suelo duro donde había pedrusco, lo único que logré al usarla fue romperme el dedo del medio de la mano derecha. Seguía cayendo, deslizándome sobre piedras y cactus cuesta abajo. Tenía la pierna con tajos por las espinas. Cada vez caía más rápido. No había nada en mi camino que me pudiera detener. Pensaba en cómo iba a morir así, sentía el dolor, la sangre, la adrenalina. Pensaba en mis padres, en mi futuro, en mis planes. Ya estaba muy cerca del final, faltaba muy pocos metros para el barranco. Cerré los ojos y cuando los volvía a abrir no sé de donde apareció un humilde yuyito, mientras resbalaba, dirigí mi pie hacia la plantita y no sé cómo pero paré de deslizarme, justo al borde del barranco. Podía ver las lajas metros abajo.
Miré arriba de las montañas y le dí gracias a Dios por haber provisto de aquel humilde yuyito para que pueda seguir vivo. ¿Qué hubiera pasado si caía? No me he puesto mucho a pensar en ello pero podría haberme matado si golpeaba mi cabeza o mi espalda contra aquellas rocas. Me erguí y salté el barranco hacia otra saliente y así salí de esa difícil situación, lleno de tajos, espinado, y con un dedo destrozado, pero con vida… pero con vida.

Quería contarte de esto, porque creo que no pocas veces sentimos que resbalamos por la vida. El camino cotidiano es como subir montañas, a veces es lindo ver el paisaje prometedor de nuestro andar, pero pronto, en pocos minutos parece que no hay salida. Buscamos caminos alternativos, corremos desesperados y pronto sin darnos cuenta estamos cayendo por un barranco lleno de espinas y piedras filosas; la vida es así… hay momentos lindos y hay otros en que estás cayendo y buscas aferrarte de algo pero todo se desprende.
Pero Dios dice que no dará tu pie al resbaladero. El no duerme cuando nosotros estamos sufriendo, el provee de algún yuyito, de algún milagrito que muchas veces pasan inadvertidamente para salvar nuestra vida; sus cuidados por nosotros siempre están allí, es cierto que caemos, que nos hacemos tajos, que nos clavamos espinas, pero eso no quita que Él no esté allí; porque si Él no estuviera allí hace rato que hubiéramos terminado en un barranco con lajas, desnucados, destruidos, muertos.
Su infinito poder y su infinito amor hacen que hoy por hoy podamos vivir, que podamos respirar, que podamos comer, que la sonrisa esté a solo un paso de nuestra vida, a tan solo una decisión, la de vivir, la de disfrutar, la de confiarle a Él nuestro vivir nuestro andar.
¿Tomaremos esa decisión? Solo uno puede hacerla, vos.


Alzaré mis ojos a los montes;
¿De dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra.
No dará tu pie al resbaladero,
Ni se dormirá el que te guarda.

Salmos 121:1-3

domingo, 12 de julio de 2009

While I'm Waiting - John Waller


El amor... todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta
1 Corintios 13:7

Hace un par de semanas encontré esta musica... es inconfundible, es la música de la película Fireproof. Se la recomiendo; la movie es excelente. Se trata de un matrimonio (Caleb y Catherine) apunto de divorsiarse. Caleb le pide ayuda a su padre y el le da un libro llamado "El Desafio del amor" que consiste en unas reflexiones y tareas especificas durante 40 dias.

Solo quiero contar una escena (no les voy a contar toda, mejor mirenla), en la que él está apunto de tirar la toalla porque su esposa no valora nada de lo que el hizo durante 20 dias, y entonces le pide ayuda a su padre, él lo lleva a un bosque donde hay un monton de troncos y una cruz de madera. Ellos empiezan a hablar y Caleb, sentado en uno de los troncos, le pregunta a su padre como pudo aguantar tanto a su madre y este le dice que es porque él la ama y que con la ayuda de Dios puede seguir adelante porque le cambió la vida, pero Caleb no quiere saber nada acerca de Dios; entonces la conversacion se encausa de nuevo en el aparente fracaso del Desafio del Amor, el dialogo sigue hasta que Caleb hace una pregunta: "¿Como puedo demostrarle mi aamor a a alguien que una y otra vez siempre, siempre, siempre y siempre todo lo que hace es rechazarme?" Entonces la camara se enfoca al padre le dice "interesante pregunta" y se recuesta en un poste que es la cruz... Caleb entiende que en realidad el le hace lo mismo a Dios, y que Dios lo amaba aun cuando una y otra vez lo rechazaba de la misma maenra como su esposa lo rechazaba a él; "Decidí amar a tu madre, lo mereciera o no; Hijo, Dios te ama aunque no lo merezcas, aun cuando lo rechazes y le escupas a la cara; Dios envió a Jesus a morir en la cruz porque te ama. La cruz no significaba nada para mi hasta que fui a ella, pero cuando fui a ella, Jesuscristo cambio mi vida".

Ojala que puedas ver esta pelicula genial; pero sobre todo espero que puedas entender que Dios te ama aunque no lo merezcas y aunque lo rechaces. Y si por casualidad no puedes amar a alguien, piensa en lo que Dios hizo y hace por vos ...y ama como el te ama a ti.

El final de la película no te lo cuento, lo tendras que ver. Te dejo la letra traducida de la canción

While I'm Waiting de John Waller.





While I'm Waiting - John Waller

Mientras Espero

Yo espero
Espero en Ti, Señor
Y estoy con esperanza
Espero en Ti, Señor
Aunque sea doloroso
.
Pero pacientemente, esperaré
Me moveré adelante, valiente y confiado
.
Dare cada paso en obediencia
Mientras espero, te serviré
Mientras espero, adoraré
Mientras espero, no me desmayaré
Yo estaré corriendo la carrera
Incluso mientras espero
.
Yo espero,
Espero en Ti, Señor
Y estoy tranquilo
Espero en Ti, Señor
Aunque no sea fácil
Pero fielmente, esperaré
Sí, esperaré
.
Le serviré mientras espero
Adoraré mientras espero
Le serviré mientras espero
Adoraré mientras espero
Le serviré mientras espero
Adoraré mientras espero en Ti, Señor

viernes, 10 de julio de 2009

¿Que dios te librará de mi mano?


¿Qué dios de todos los dioses de estas tierras ha librado su tierra de mi mano, para que Jehová libre de mi mano a Jerusalén?
2 Reyes 18:35
Hace 14 años que Ezequías, hijo de Acaz, es rey, su reinado es muy distinto al reinado de su padre, el es un rey muy distinto a sus antecesores, no es cruel como lo era su padre, no adora los mismos ídolos cananeos que su abuelo; es más, al poco tiempo de subir al trono los destruyó a todos y empezó a empezó a adorar a un sólo dios israelita llamado Jehová. Ezequías es un rey muy devoto de este dios y le es tan fiel que mandó a destruir a todos los otros lugares donde se sacrificaban otros dioses ¡inclusive destruyó un símbolo nacional que el pueblo adoraba! parecía un fanático y un intolerante al tomar todas estas medidas tan drásticas pero la verdad es que la nación no era muy consciente al participar de esos tipos de cultos; es más, la mayoría de ellos eran orgías y crueles sacrificios humanos que dañaban las familias y hacían que las personas no sean tan humanas sino que se pareciera a esos dioses perversos a los cuales adoraban. El rey dijo que tampoco debía haber varios lugares de culto para Jehová porque el mismo Dios mandó solo ofrecer sacrificios en un solo lugar; el templo de Jerusalén.
Pero el rey no confiaba en ninguno de esos otros dioses y no adoraba a Jehová de la forma en que se adoraba a ellos, sino que su adoración era una vida ordenada y le daba prioridad en todo a su dios; confiaba que éste le resolvería cualquier problema y por eso le pedía que dirija todo confiando que él se haría cargo. A eso le llamaban fe. La religión de Ezequías es muy rara porque este dios Jehová no tiene una imagen o algún símbolo que adorar, es un dios invisible pero que puede hacer hasta lo imposible y donde sea; no tiene límites y su principal característica es el amor. Es el dios más raro de todos los que haya se haya escuchado por aquellas tierras, más raro que los dioses mitad pescados y mitad hombres o los dioses cabeza de animales como los de Egipto; y eso de ser un dios bueno y justo es lo más raro de todo; a la mayoría de estos dioses irritables hay que ofrecer sacrificios dolorosos para poder complacerlos y así obtener buenas cosechas, familia, dinero o cualquier otro beneficio según la especialidad de cada dios; pero el del rey es un dios distinto que busca la felicidad y el bienestar de sus adoradores y siempre está dispuesto a ayudarlos en lo que sea, y lo único que pide es que confíen en él, eso es rarísimo.
No hace mucho el rey asirio Senaquerib invadió el país, antes ya había expandido su imperio hasta lo que antes era el reino norte de Israel hace 10, aquella antigua fértil tierra ahora está arrasada y su poderoso ejército que solo había llegado a la frontera, la cruzó y en poco tiempo conquistó Laquis, la ciudad más fortificada del país que protegía el camino a la capital Jerusalén. Yo creía que los del sur correríamos la misma suerte que nuestros hermanos del norte, sinceramente ya me estaba dando por vencido.
Cuando me acuerdo de lo que pasó no hace mucho, me dan escalofríos; cada día veía como se iban más y más soldados a las otras fortalezas, cuando caminaba por las calles de Jerusalén apenas había soldados en Jerusalén, solo quedaban los más valientes en la guardia del rey en Jerusalén, pero sus expresiones de miedo no eran más consternadas que las de aquellos que estábamos como arqueros en la muralla. Yo pensé que con el enorme tributo que había pagado el rey Ezequías los asirios nos dejarían paz pero cuando vi al ejercito asirio y los tres estandartes del Tartán, del Rabsaris y del Rabsaces, los tres principales oficiales del rey asirio, subiendo por el camino sur al lado del acueducto tuve un enorme y angustiante miedo; veía como traían todas esas maquinas para asediarnos ¡y nosotros casi no teníamos ejercito! ¡Nos iban a masacrar! Había oído que los asirios eran tan crueles que despellejaban a sus enemigos vencidos y hacían todo tipo de atrocidades con las atrocidades, no podía concebir la idea de que mis hijos fuesen unos esclavos desterrados ¿Qué sería de ellos si tomaban la ciudad? Al ver todas esas hordas de fieros guerreros no podía menos que preocuparme.
Aunque estaban lejos todavía dieron la orden de ir a nuestras posiciones de combates y estar preparados para el ataque; yo ya estaba en la mía sobre la muralla, lo único que hice fue tensar el arco pero como me temblaba el brazo, y como no quería desperdiciar alguna flecha por ninguna disparo accidental, decidí dejar de apuntar y contemplar el ejercito que se aproximaba. Las puertas de la ciudad ya estaban cerradas. Miraba el panorama. Miles de flechas temblorosas apuntaban a la multitud de invasores. Pero ellos se quedaron en su posición y armaron un campamento. Estábamos asediados. Habían dado la orden de volver a sus casa, pero mi me tocó estar de guardia a la tarde, se me había ido el apetito y no quería asustar más a mi familia, asique no fui a casa a comer, me quedé mirando el campamento enemigo. Pasaron los días y una tarde se escucharon unos gritos:
- ¡Rey, Ezequías, sal para que hablemos!

Se abrió una puerta y los oficiales, Eliaquim, Sebna y Joa, tres altos oficiales del rey Ezequías salieron a su encuentro, era el Rabsaces, estaba hablando en nuestro idioma, y les dijo soberbia y fuertemente:
- Dile a Ezequías que el gran rey de Asiria le manda a decir esto: ¿En qué se basa tu confianza? Tú dices que tienes estrategia y fuerza militar, pero éstas no son más que palabras sin fundamento. ¿En quién confías, que te rebelas contra mí? Si tú confías en Egipto, es una caña afilada que si te apoyas en él te traspasara la mano, te defraudará como a todos les hizo, y si dices: ‘Nosotros confiamos en Jehová, nuestro Dios’, ¿no se trata acaso, Ezequías, del dios cuyos altares, al igual que santuarios de otros dioses tú mismo quitaste, diciéndoles a Judá y a Jerusalén: ‘Debéis adorar solamente ante este altar’? Por eso, Ezequías, haz este trato con el rey de Asiria: Ríndete, hazte mi vasallo. Dame rehenes, que yo te protegeré y equiparé contra los egipcios.

Cuando escuche esto me confundí mucho, yo confiaba en el dios Jehová pero las palabras de este hombre me confundían. Tenían mucha lógica. Era evidente que Egipto no era un aliado potencial; ya habían caído otras naciones vecinas aliadas de los egipcios. Y en cuanto a nuestro dios, parecía que todo había sido una idea de Ezequías. La confusión se veía en muchos rostros. La comitiva le dijo al asirio que deje de hablar en nuestro hebreo, que hable acadio porque lo conocían y que ellos le darían el mensaje traducido al rey. Pero entonces el Rabsaces empezó a hablarnos a nosotros en la muralla.
- Escuchen ustedes, los de las murallas, ¡oigan las palabras del gran rey, el rey de Asiria! No se dejen engañar por Ezequías. ¡Él no puede libraros de mis manos! No dejen que Ezequías les persuada a confiar en Jehová, cuando les dice: ‘Sin duda Jehová nos librará; ¡esta ciudad no caerá en manos del rey de Asiria!’ No les hagan caso. Mejor hagan las paces conmigo, y ríndanse. De este modo cada uno podrá estar en libertad hasta que venga y los lleve deportados a un país como el suyo, país de grano y de mosto, de pan y de viñedos, de aceite de oliva y de miel. Así vivirán en vez de morir. No le hagan caso a Ezequías, que os quiere seducir cuando dice: “El Señor nos protegerá” ¿Acaso alguno de los dioses de las naciones pudo librar a su país de las manos del rey de Asiria? ¿Dónde están los dioses de las naciones sirias? ¿Dónde están los dioses de las naciones hititas? ¿Acaso libraron al reino norte de Israel de mis manos? ¿Cuál de todos los dioses de estos países ha podido salvar de mis manos a su país? ¿Cómo entonces podrá Jehová librar de mis manos a Jerusalén?


Pero nadie le dijo nada, porque el rey había mandado que nadie le conteste. Y cuando el rey y los oficiales escucharon que el asirio comparó a Jehová como un cualquiera de cualquier nación, se indignó y lo demostró rompiendo sus vestidos y ensuciándose con tierra. Y así indignado y sucio se fue al templo de Jehová. Muchos pensaron que estaba con miedo; pero yo que estaba más cerca vi que no tenía miedo ni estaba preocupado, estaba sereno pero se fue rápido. Miré y vi como el asirio montaba su caballo y vi que iba hacia su campamento hasta que uno se acercó y entonces siguió de largo en dirección a Laquis, donde estaba acampando el rey Senaquerib.
Como había terminado mi turno mientras hablaba el asirio no me fui a casa sino que fui al templo a orar, yo pensé que el rey ya se había ido pero todavía estaba allí; lo encontré orando en vos alta:
- Jehová tu eres nuestro dios, ¿Por qué permites que pasen todas estas cosas? ¿Por qué no defiendes tu nombre de esta blasfemia que te han dicho nuestros enemigos?
Entonces entraron al templo los oficiales que había visto afuera de las murallas, y les envió a consultar por una respuesta ante el profeta Isaías. Al cabo de un rato regresaron y le dijeron:
- Así dijo Jehová: “No tengas miedo por lo que escuchaste, ellos me han blasfemado. Pero yo voy a poner un espíritu en él, de manera que cuando oiga cierto rumor regrese a su propio país. ¡Allí haré que lo maten a filo de espada!”

Cuando escuché eso, me quedé tranquilo y me fui a casa a descansar. Pasaron unos días y escuché en la calle de alguien que pasaba que el rey de Etiopia le declaró la guerra al rey de Asiria y que esté se había ido de Laquis con su ejército para hacerle frente. Entonces me acordé de lo que había escuchado en el templo, y aunque todavía estábamos asediados me fui al templo a agradecerle a Jehová por ser tan buenos con nosotros.
Estaba en el mercado regateando los precios excesivos que cobraban los mercaderes por la situación de la ciudad en el asedio, cuando se abrieron una de las puertas y entraron nos hombres muy elegantes, por la vestimenta me di cuenta que eran oficiales asirios, se parecían mucho al Rabsaces en su forma de vestir y en su arrogancia en especial uno que llevaba algo como un rollo firmemente agarrado en las manos. Se fueron escoltados por la guardia hacia el palacio, miraban todos los detalles de la ciudad. Pero pasaron con mucha prisa. Presentí que algo malo estaba sucediendo. Pregunte qué pasaba pero nadie me supo responder; todo el pueblo estaba consternado. Yo seguí haciendo mis compras cuando repentinamente un resplandor leve en lo alto de una muralla me llamo la atención, era la corona del rey que iba pasando por el corredor en lo alto de un muro dirigiéndose en dirección al templo con el mismo rollo que había visto en manos de aquel asirio. Alguien me dijo que los hombres que había visto hace un rato eran embajadores que traían una carta solicitando la rendición de la ciudad. Cuando la noticia cundió por toda la ciudad todos sus habitantes quedamos en silencio. Lo único que se escuchaba era el eco de las fuertes palabras que salían del templo y que retumbaban en cada muralla.
- ¡Jehová, léela! Mira que las extiendo delante de ti; escucha las palabras que Senaquerib ha mandado a decir para insultar al Dios viviente. Es verdad, Jehová, que los reyes asirios han asolado todas estas naciones y sus tierras. Han arrojado al fuego sus dioses, y los han destruido, porque no eran dioses sino sólo madera y piedra, obra de manos humanas. Ahora, pues, Señor y Dios nuestro, por favor, sálvanos de su mano, para que todos los reinos de la tierra sepan que sólo tú, Jehová, eres Dios.
Parecía que la ciudad estaba muerta, nadie se movía, muchos se había arrodillado otros parados miraban al cielo; de tanto en tanto se escuchaban algunos sollozos. Todos nos preguntábamos si Jehová nos libertaría; muchos dudaban de que fuera un dios real, incluso algunos creían que era como los otros dioses que engañaban a sus adoradores y les hacía el mal. Pero el rey Ezequías no creía en esto, el sabía que era un Dios de amor y confiaba en eso y se notaba en sus exclamaciones, no eran como de alguien que venía chasqueado a reclamar; sino como alguien que convencido que si pedía la ayuda del dios bueno y poderoso Jehová, él se encargaría de todo.

http://es.wikipedia.org/wiki/Senaquerib#Campa.C3.B1a_de_Senaquerib_en_Jud.C3.A1:_historia_y_mito


Esta reflexión está basada en el relato bíblico de 2 Reyes capitulo 18 y 19, pero las citas bíblicas han sido tomas y re-elaboradas a partir de la versión Dios Habla Hoy y la Reina- Valera revisión 1960

Unos pasos como de carrera sobre el muro interrumpieron los pensamientos de muchos y los sollozos de los otros, era el secretario del profeta Isaías, que iba andando urgentemente hacia el templo. Nadie había mandado a consultar al profeta ¿Por qué mandaría un mensaje? ¿Sería que Jehová ya tenía un mensaje de respuesta para Ezequías y para las interrogantes del pueblo? Cuando el muchacho llegó al templo se escuchó la voz del mensajero firme y rotunda que decía:
- Así dice el Señor, Dios de Israel: “Por cuanto me has rogado respecto a Senaquerib, rey de Asiria, te he escuchado. Ésta es la palabra que yo, Jehová, he pronunciado contra él: ‘Sion te desprecia y se burla de ti. Jerusalén menea la cabeza al verte huir.’
¿A quién has insultado? ¿Contra quién has blasfemado? ¿Contra quién gritaste con arrogancia? ¡Contra el Santo Dios de Israel! Has enviado a tus mensajeros a insultar a Jehová, diciendo: ‘Con mis numerosos carros de combate conquiste todo lo prestigioso que conquisté’
¿No te has dado cuenta? ¡Hace mucho tiempo que lo he preparado! Desde mucho atrás lo vengo planeando, y ahora lo he llevado a cabo; por eso tú has dejado en ruinas las ciudades fortificadas; sus habitantes, impotentes, están desalentados y avergonzados.
Yo sé bien todo sobre ti; cuando te sientas, cuando sales, cuando entras, y cuánto ruges contra mí. Y porque has rugido contra mí y escuché tu insolencia, te pondré una grillete en la nariz y un freno en la boca, y por el mismo camino por donde viniste te haré regresar.
Ésta será la señal para ti, Ezequías: ‘Este año comeréis lo que crezca por sí solo, y el segundo año lo que de allí brote. Pero al tercer año sembraréis y cosecharéis, plantaréis viñas y comeréis su fruto’.
Porque de Jerusalén saldrá un remanente, del monte Sión un grupo de sobrevivientes. Esto lo hará mi celo, celo del Señor Todopoderoso.
Yo, el Señor, declaro esto acerca del rey de Asiria: ‘No entrará en esta ciudad, ni lanzará contra ella una sola flecha. No se enfrentará a ella con escudos, ni construirá contra ella una rampa de asalto. Volverá por el mismo camino que vino; ¡en esta ciudad no entrará! Yo, Jehová, lo afirmo. Por mi causa, y por consideración a mis siervos, defenderé esta ciudad y la salvaré.

Toda la ciudad escuchó estas palabras y oraciones de gratitudes brotaron espontáneamente de todas las bocas, aún de aquellos que hasta hace poco tiempo no creían en Jehová. La alegría se veía en los rostros de todos, y lagrimas se vertían por la emoción. Y aunque todavía estábamos asediados, todo el pueblo cantó un himno de victoria. Y cuando cayó la noche, no hubo guardia más que la normal en tiempo de paz. Todo el mundo fue a disfrutar de sus familias y aunque todavía estábamos asediados nos dimos el lujo de disfrutar una cena de festejo pro lo que haría Jehová por nosotros.
Esto no me vas a creer, pero créelo; a la mañana siguiente cuando subí a la muralla no lo podía creer; el campamento de los asirios había sido abandonado y estaba lleno de cadáveres, como si hubieran sido atacados por algo o alguien sumamente poderoso, los que habían sobrevivido salieron huyendo y estaba lleno de comida, porque huyeron con miedo ¡Dios había hecho un milagro!
Por eso te digo mi amigo/a, que el dios de Ezequías es muy distinto a los otros dioses; ahora es mi dios personal, y no adoro a otro, sea persona, animal, cosa o lo que sea; mis problemas solos los remito a Él. ...y claro que después de eso no hubo ninguno en Jerusalén que dude que Jehová es dios, que es bueno y que es justo. Pensalo en hacerlo tu dios también y hacé como Ezequías que todo le confiaba a él.


Y aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehová, y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos. Entonces Senaquerib rey de Asiria se fue, y volvió a Nínive, donde se quedó. Y aconteció que mientras él adoraba en el templo de Nisroc su dios, Adramelec y Sarezer sus hijos lo hirieron a espada, y huyeron a tierra de Ararat. Y reinó en su lugar Esarhadón su hijo. (2 Reyes 19:35-37)

En el año 731 AC el rey asirio Senaquerib invadió Judá pero es un misterio arqueológico e hisotrico el porqué no tomó con su poderoso ejército a Jerusalén si pudo conquistar fortalezas más fuertes como Laquis y Hebrón, que eran las principales fortalezas del país y ciudades más fortificadas como Babilonia.
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