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lunes, 12 de septiembre de 2011

Soy hijo de mi padre!

Hoy estaba pensando bajo la ducha y me dí cuenta que soy muy muy muy parecido a mi padre; él se llama Yiyo y si lo vieran sin conocerlo se darían cuenta que es mi padre aún sin que se los presentara como tal porque salí igualito a él... nadie lo puede negar: Nos paramos igual, tenemos el mismo temperamento, soy tan sedentario como él, soy tan callado como él, tengo el mismo sentido del humor, tengo las mismas entradas, la misma frente, los mismo problemas de visión, hasta el mismo problema con el frío (no podemos pasar frío sin que tengamos problemas digestivos!) nos gusta la naturaleza salvaje, las plantas, los software's y no nos gusta el hardware; somos nostálgicos, somos desordenados, nos entcanta la guarania y no nos gusta demasiado la polka (múscias tradciionales de Paraguay), preferimos las montañas al mar, somos reservados, callados, reflexivos, quietos y pacíficos, tenemos el mismo tipo de cabello (aunque a él ya se les está cayendo, mi abuela siempre dice que tengo el pelo de mi padre); tenemos la tendencia de la misma postura encorvada (aunque me esfuerzo por pararme derecho, pero la tendecia la tengo heredada), la misma forma de quejarnos, la misma contextura física.. en fin, si no conocieran a mi padre, pero me vieran a mí sabrían como es él. Y aunque también tengo muchos rasgos de mi madre y no estoy de acuerdo con todo lo que hace mi padre, soy un calco de él, y lo amo a pesar de todo.
Cuántas veces me dijeron "¿Vos sos el hijo de Yiyo?... sos igualito a tu padre", o cosas por el estilo.
Y saben, estaba pensando eso hoy cuando también vino a mi mente la siguiente pregunta ¿será que también las personas pueden ver soy un hijo de mi Padre celestial? ¿Será que soy tan parecido a él que los demás pueden decir: "la verdad que Oscar es un hijo de Dios"?... me quedé con esa intriga, por mi parte comparto la incognita para que te la hagas y en vez de poner mi nombre puedas poner el tuyo. Realmente es un gran desafío ser hijos de Dios... y no pude evitar que venga el siguiente versículo a la mente:

Pero a los que lo aceptaron y creyeron en él, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Estos hijos no nacieron como nace un bebé, ni por deseo o plan de sus padres, sino que nacieron de Dios.
Juan 1:12-13

No es difícil ser hijo de Dios... porque Dios es quien nos adopta como suyo y nos transforma, la pregunta no es si es posible sino si queremos ser sus hijos, si queremos que Él nos transforme, si queremos ser cómo Él. Y si queremos ser hijos/as de Dios tenemos que entregarnos a Él, y creer que se encargará de nosotros y de nuestro carácter!

miércoles, 31 de agosto de 2011

La Leyenda del Sabio y del Escorpión

Hace un tiempo atrás encontré esta leyenda que aunque no recuerdo su precedencia (quien me la mandó o contó o si le leí en un libro, realmente no recuerdo eso) pero sí recuerdo su enseñanza que me ha ayudado muchísimo en diversos momentos de tensión interpersonal. Y por eso hoy quiero compartirlo contigo con un toque personalizado, a lo mejor te puede ayudar.

Cuenta la leyenda que había un anciano oriental sabio que estaba en su casa. Me imagino su casa un tanto precaria, tal vez con un piso rústico de piedra, el techo de paja añeja estaba sustentado por una enormes vigas de toscos arboles que eran sostenidas por las paredes de piedras medianas casi sin pulir. Imagino que a travez de la puerta abierta que miraba hacia la calle entraban los rayos del sol que atravesaban los diferentes remolinos del polvo que entraba de afuera. 
Me imagino que habrá estado limpiando o tal vez simplemente sentado en una silla de juncos, reflexionando, meditando. Estaba absortamente ensimismado hasta que en una mirada rápida percibió un suceso extraño. Vio como un escorpión del desierto negro y ponzoñoso se escurría sobre uno de los frascos donde almacenaba agua para el té; notó como el bicho venenoso que se desplazaba hacia la boca del frasco cayó dentro al no poder sujetarse de la pared enlosada del recipiente.
Al ver el maestro sabio se levantó de su asiento y tomando el frasco de cerámica lo llevó hasta la puerta que daba a la calle donde podría ver con mayor claridad gracias a la  luz del sol para saber cuál había sido la suerte de este ser. Grande fue su sorpresa al ver al pobre invertebrado intentando salir del recipiente, parecía como si fuera que se estaba ahogando. 
El corazón del sabio se conmovió de ternura y misericordia, y sin pensarlo dos veces ante la urgencia metió su mano en la vasija y tomó al escorpión para librarlo de morir ahogado. Pero el bicho sintiéndose presionado en la mano del anciano hombre le aguijoneó en la mano inyectándole el doloroso veneno, ante lo cual reacció el hombre soltándole involuntariamente nuevamente dentro del frasco.
Un hombre que había observado la escena desde la calle se acercó al hombre adolorido que seguía intentando ayudar al escorpión y le dijo con tono de burla: "Usted es un hombre muy necio y tonto ¿o acaso no sabe que ese desgraciado escorpión le va a picar? ¿Acaso piensa que por tener buenas intenciones ese ser de naturaleza cruel y despiadada lo comprenderá y le dará agradecimiento?"
El sabio aún muy adolorido por la picadura le respondió: "Usted tiene razón este animal es así: cruel y despiadado, no siente misericordia por nada ni nadie, realmente es un ser malvado. Pero, necesitaba ayuda y yo que soy un ser misericordioso, bueno y tierno lo voy a ayudar igual, yo no seré como él." Y acto seguido tomando una ramita de la calle ayudó a sacar al escorpión y lo dejó en libertad.

Moraleja: No porque otros sean escorpiones nosotros vamos a convertirnos en escorpiones. No porque otros nos traten ingrata, injusta o violentamente nosotros les hemos de devolver con acciones y tratos de la misma manera. Con la ayuda de Dios podemos hacer el bien a los que nos hacen el mal, si se lo pedimos y decidimos de todo corazón ser como Jesús podemos dejar de ser personas "escorpioideas" para ser agentes de misericordia.